El teclado y el ratón
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Los inconvenientes del ratón frente al teclado.
La gran mayoría de la gente que usa computadoras no sabe hacer nada sin un ratón. Esto nunca deja de sorprenderme porque trabajar con el teclado es más cómodo y más rápido. Me cuesta encontrar una desventaja al uso del teclado. Tal vez sí haya una: hay que aprender.
Manejar programas con el ratón (o mouse, como lo llaman en Latinoamérica, y que por cierto habría que empezar ya a escribir maus) es penoso para el dedo índice, para la mano, para la muñeca, para el brazo, para el hombro, para el cuello, para la espalda, para la vista y para el reloj... Quizá sólo tiene una ventaja: la curva de aprendizaje es muy pequeña.
El ratón sólo es realmente útil para usos muy específicos, como algunas aplicaciones, o para facilitar el manejo de la computadora a personas con cierto tipo de discapacidad. Por eso es sorprendente la popularidad que ha adquirido desde su invención. Por no hacer una pequeña inversión en tiempo y esfuerzo para aprender a usar el teclado, el usuario medio vive esclavizado a este pequeño dispositivo que le obliga a trabajar lenta y torpemente.
Ahora bien, un teclado ordinario también es una máquina de tortura. Para trabajar realmente bien con el teclado hay que tomar dos medidas:
- Olvidar los teclados decimonónicos (que tienen las columnas de teclas en diagonal, es decir casi todos) y usar un teclado ergonómico pensado con la cabeza (que tenga las teclas dispuestas en cuadrícula; divididas en dos grupos, para mantener las manos separadas; y dispuestas sobre superficies cóncavas para adaptarse a la diferente longitud de los dedos).
- Olvidar las disposiciones de teclado decimonónicas sin sentido (QWERTY y todos sus derivados) y aprender una disposición de teclado racional, como Dvorak.
Como se entiende fácilmente, esas dos cosas se resumen en una: escapar del siglo XIX. Tras hacerlo, trabajar con el teclado será mucho más cómodo y eficaz de lo que ya de por sí es.